viernes, 18 de abril de 2014

Bulimia

Variaciones bruscas en el peso corporal, el vómito autoinducido, los atracones de comida y el uso indiscriminado de laxantes y diuréticos son claros ejemplos de las acciones a las que recurren muchas mujeres (y también hombres) para lograr obtener la figura que anhelan.
En el caso de Pía – quien al parecer comía en forma normal e incluso un poco más de lo recomendado – no había nada que hiciera prever alguna anormalidad, esto pues su conducta era la misma de siempre, al igual que su contextura física, la que incluso era calificada por sus amigos como la de una persona “rellenita”.
El problema es que esta joven padecía de bulimia, trastorno alimenticio que se caracteriza por hacer desarreglos en las comidas, estableciendo así un desequilibrio en la forma en cómo se consumen los alimentos, donde los periodos de compulsión y los de dietas estrictas se hacen parte de la rutina diaria de estos pacientes.
Sea cual sea el objetivo que Pía quiere lograr con esta conducta, lo cierto es que padecer de un trastorno alimenticio no sólo tendrá repercusiones a nivel orgánico, sino que también el exterior del organismo se verá afectado, siendo la piel el mejor lugar para descubrir que algo no anda muy bien.
“Los trastornos alimenticios y el daño nutricional que producen siempre se manifiestan en la piel y muchas veces es el dermatólogo el primero en sospechar de estas patologías”, afirma la dermatóloga Marcela Gaete, quien reconoce que por esta razón los profesionales de esta área también son de suma importancia para estos casos.
Como en la bulimia no se presentan cambios evidentes de peso – como sí sucede en la anorexia – la doctora Gaete manifiesta que la ayuda de un dermatólogo es muy importante, pues será a través de un diagnóstico dérmico donde puede concluirse el padecimiento de una de estas enfermedades.
Pía sabía perfectamente cómo actuar para que ninguno de los miembros de su familia se enterara de sus acciones. Es por eso que ya era una costumbre para todos el hecho de que la joven comiera en su pieza, pero lo que no sabían era que a la comida se le sumaban grandes cantidades de golosinas, snacks y bebidas, cuyos envoltorios terminaban siendo desechos que guardaba celosamente bajo su cama.
¿Cómo darse cuenta de que algo no anda bien? Al respecto, la doctora Gaete dice que los cambios que estos trastornos producen en el cuerpo pueden verse a través de manifestaciones dermatológicas que ocurren en la piel, cabello y uñas de los pacientes.
Para explicar la génesis de estos, menciona que son producidos por “la desnutrición secundaria, trastornos hormonales, vómitos autoinducidos, el uso frecuente de laxantes y la alteración psicológica que causa la patología”.
De esta manera, dice que entre los innumerables síntomas pueden estar presentes la fragilidad en las uñas, pelo quebradizo, aumento de vello en la cara o en el cuerpo, caída del pelo, hiperpigmentación, dermatitis seborreica, sequedad en la piel, aparición de manchas en la cara, inflamación de las encías, acné, estrías de distensión, acrocianosis, queilitis angular (boqueras), prurito generalizado, cicatrización lenta de las heridas y carotenoderma (color amarillo de la piel), entre otros.
Russell, el delator de la bulimia
Como Pía padecía de bulimia, la forma en cómo buscar el diagnóstico tenía que ser profunda y cuidadosa. La conclusión fue que la joven evidenciaba claramente el llamado signo de Russell, el que es explicado por la doctora Gaete como la formación de callosidades en el dorso de las manos (a la altura de los nudillos), especialmente en el dedo índice y medio.
Según la dermatóloga, este signo “se produce por el roce de la piel de la mano con los dientes al provocarse el vómito”, justamente lo que hacía a escondidas y desde hace mucho tiempo la joven paciente.
 
   
La doctora Marcela Gaete sentencia que mientras en la anorexia los signos más evidentes son “la piel seca, queilitis y el pelo quebradizo”, en la bulimia lo serán “el signo de Russell, el acné y la hiperpigmentación”.
Por último, la especialista reafirma la idea de la importancia en la detección de estos trastornos, los que generalmente aparecen durante la etapa de la adolescencia. “El diagnóstico precoz está en evitar las complicaciones más graves, como la osteoporosis, retraso del crecimiento e incluso la muerte”, concluye.
Algunos de los signos físicos que presentan los trastornos alimenticios según lo que desarrolló la Pontificia Universidad Católica de Chile en su curso “Salud y desarrollo adolescente” son:
Boca: caries dentales, erosión del esmalte, sequedad de la mucosa, erosiones de paladar.
Piel: lanugo (baja de peso excesivo), piel seca, fría y escamosa, callosidades y color amarillento.
Ojos: hemorragias conjuntivales.
Mejillas: hipertrofia de glándulas parótidas.
Cardiaco: hipotensión y bradicardia. 
Mamas: atrofia del tejido.
Genitales: secos y atrofia de la vagina.
Extremidades: atrofia muscular.


No hay comentarios:

Publicar un comentario